“En el mismo instante en que ese sorbo de té mezclado con sabor a pastel tocó mi paladar… el recuerdo se hizo presente… Era el mismo sabor de aquella magdalena que mi tía me daba los sábados por la mañana. Tan pronto como reconocí los sabores de aquella magdalena… apareció la casa gris y su fachada, y con la casa la ciudad, la plaza a la que se me enviaba antes del mediodía, las calles…”
“Por el camino de Swann” de Marcel Proust
El autor, a través de este párrafo, quiere demostrar como los resortes del espacio, el tiempo y la memoria se disparan a través de los sentidos. Y yo lo firmo y rubrico, sólo que mi magdalena es un bollo de leche. Cierro los ojos y evoco su olor, su color dorado, su azúcar como escarcha por encima y su exquisito sabor, abierto al medio, untado de mantequilla y relleno de jamón de york a modo de bocadillo. ¡Merienda de Primera Comunión!. Han sido generaciones de niños de mi pueblo las que han disfrutado de este placer de dioses gracias al buen hacer de la Confitería “La Bugalla”, ya desaparecida.
Y como actualmente, es complicado encontrar un bollo de leche como Dios manda, he decidido recuperar la receta de los que hacía mi madre y os comunico, sin falsa modestia, que me salen divinos de la muerte.
INGREDIENTES
170 gr de leche
75 gr de azúcar
120 gr de mantequilla
40 gr de levadura prensada
4 huevos
600 gr de harina de repostería y algo más para la encimera
1 cucharilla de la de café de sal
PARA PINTARLOS
1 huevo
100 gr de azúcar (sobrará)
Unas gotas de agua
MODO DE HACERLO
Poner en un bol amplio la leche templada, el azúcar y la mantequilla a punto de pomada. Revolver e incorporar la levadura “desmigada” y los huevos batidos. Mezclar bien, incorporar la mitad de la harina (300 gr) y revolver hasta que quede como un engrudo. Añadir el resto de la harina (otros 300 gr), volver a mezclar y comprobar que se ha hecho una masa muy pegajosa. Sacudir harina por encima y tapar con un paño. Dejar, en el mismo recipiente, en un sitio templado, hasta que doble su volumen (2 horas más o menos).
Enharinar la encimera y volcar la masa. Amasar muy poco, simplemente para que no se pegue en exceso, añadiendo lo mínimo de harina. Formar un rollo e ir cortando trozos para formar bollos alargados como si fueran barritas de pan ¡Ojo que van a crecer mucho!
Colocarlos, separados, en la bandeja del horno cubierta con papel. Dejarlos reposar tapados con el mismo trapo unos 45 minutos más. Encended el horno a 200º cuando falten 10 minutos.
Cuando haya pasado este tiempo darles un corte a lo largo (sin llegar al fondo) con un cuchillo afilado. Pincelarlos con el huevo batido.
En una taza preparar la mitad del azúcar con unas gotas (¡dije gotas!) de agua, mezclar bien y ponerlo por encima. Meter al horno 7 minutos. Transcurridos 5 no les saquéis la vista de encima. El secreto está en que se hagan rápidamente. Salen dos bandejas de 9 bollos hermosos cada una.
Si es que sobran, congelan de vicio.
¿Qué os parecido? Somos unos máquinas.
No hay comentarios :
Déjame tu opinión
Me gustaría que me dejaras tu opinión