
Que esta mezcla se solidifique al enfriar se debe a la reacción de la pectina de la fruta con el azúcar. La pectina es una sustancia gelatinizante que tiene su origen en la propia fruta (y otros vegetales). Las frutas que más pectina poseen son las manzanas, los membrillos, los cítricos y casi todas las frutas maduras.
A todas las recetas siempre añado el zumo de medio límón (por cada kilo de fruta), ya que este ácido no sólo mejora el sabor, sino que favorece su conservación, ayuda a extraer la pectina de la fruta, facilitando que espese, y da brillo al producto resultante.
Las mermeladas las hago en distintas estaciones del año, procurando que las frutas están en sazón y bien de precio. Algunas son laboriosas que otras pero, en cualquier caso, el resultado siempre compensa.
Para conservarlas, echo la mezcla muy caliente en botes de cristal gruesos (esos herméticos o de la tapa dorada de rosca) dejando como 2 centímetros sin llenar y los cierro rápidamente para que el vapor haga vacío. Cuando están fríos los congelo y así los conservo sin necesidad de hervirlos.
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