¡Cuánto, cuánto la quise! Por diez años fue mía
¡pero flores tan bellas nunca pueden durar!
Era llena de gracia, como el Ave María;
¡y a la fuente de gracia, de donde procedía,
se volvió....como gota que se vuelve a la mar!
Hoy empiezo por el final, por el final de la poesía "Gratia plena" de Amado Nervo. Romanticismo en estado puro. Tengo días que me da por lo sensiblero y hoy es uno de ellos, pero para volver al estado terrenal, nada mejor que preparar comida ¿hay algo más prosaico?.
La receta de hoy es de las que a mi me gustan: mucha apariencia, rica, rica y sin dar palo al agua. Os aseguro que la podríamos hacer con los ojos cerrados y una mano atada a la espalda.
INGREDIENTES
450 g de bonito en aceite (peso escurrido)
250 g de leche "Ideal"
4 huevos
2 rebanadas de pan de molde sin corteza
Sal y pimienta blanca molida
Un frasquito de sucedáneo de caviar rojo (optativo)
MODO DE HACERLO
Trituramos todos los ingredientes (excepto el "caviar") en la batidora de brazo. Comprobamos la sal y la pimienta para que resulte de nuestro gusto.
Untamos un molde de "keike" (alargado y alto) con aceite y espolvoreamos de pan rallado. Vale uno desechable. Volcamos la mezcla en el molde y lo introducimos en el horno precalentado a 180º durante 40/45 minutos. Comprobamos con una aguja de calcetar si esta hecho (pinchando en el centro tiene que salir limpia), dejamos que enfríe y desmoldamos. Podemos acompañarlo con una ensalada sencilla. Yo lo puse sin nigún acompañamiento, tal cual lo veis en la foto.

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