El bacalao es un pez migratorio que vive habitualmente en el mar de Barents (norte de Noruega), unas aguas tan ricas en plancton, quisquillas y chipirones que hacen que su carne blanca sea muy sabrosa. A pesar de no contener apenas grasa (otra de sus características) resulta óptimo para la salazón ya que, de no ser así, se pondría rancio en muy poco tiempo.
Antiguamente, cuando la función de la salazón era, simplemente, conservar el pescado cuanto más tiempo mejor, se consideraba que el bacalao de Escocia, secado y resecado "a machamartillo" era el no va más. Hoy, en la alta restauración se utiliza el sistema islandés, también llamado semicurado o de media sal que, aunque no es una salazón de larga duración, permite preparaciones mucho más jugosas y fáciles de elaborar.
Hoy vamos a prepararlo con manzanas, que le aportan un "plus" de dulzor y cremosidad.
INGREDIENTES
3 manzanas "Golden" grandes
1 cebolla
2 dientes de ajo
Pan rallado
Aceite
Sal (si necesita)
MODO DE HACERLO
Ponemos una sartén con un fondo de aceite y freímos un poco las manzanas partidas en ruedas gordas (sin piel y sin pepitas). Las retiramos y las colocamos en un fuente de horno. En el mismo aceite rehogamos los trozos de bacalao con piel, pasados por harina. Retiramos, le quitamos la piel y lo ponemos encima de las manzanas. Pochamos la cebolla y los ajos, ambos picados y una vez hecho, volcamos todo por encima del bacalao. Añadimos 4 cucharadas de agua y le damos un "meneito" para que se moje todo. Rociamos con pan rallado y lo metemos al horno, precalentado a 160º, para que se haga unos 10/12 minutos.
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