Empiezo con "Cumpleaños" de Ángel González, poeta ovetense perteneciente a la llamada generación del 50.
Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.
Echando un ojo por este recetario me he dado cuenta de que no he puesto la fabada que hacía mi madre. Que me perdonen los asturianos si no es la auténtica, aunque estoy segura de que me acerco mucho.
Lo fundamental son los ingredientes, las fabas han de ser las llamadas "Faba de Granja Asturiana" amparada por una I.P.G. (Indicación Geográfica Protegida) y también asturianos serán los chorizos y las morcillas, con ese toque ahumado tan característico. Nos permitiremos la licencia de utilizar un trozo de tocino entreverado (panceta) de ibérico.
Las fabas nos aportan fibra, potasio y algo de fósforo y magnesio. Lo que nos aportan el resto de sus componentes lo sabemos de sobra y mejor no recordarlo para que no nos amargue la comida.
Es un plato más indicado para el invierno por su gran aporte calórico. Pero en este caso, como en muchos otros, lo fundamental es comer con moderación, no hace falta "forrarse" como si fuera lo último que vamos a hacer en esta vida.
INGREDIENTES
1/2 kg de fabas
2 chorizos
2 morcillas
150 gr de tocino entreverado
Agua
Sal
MODO DE HACERLO
La noche anterior ponemos a remojo las fabas y el tocino. Yo lo pongo en el mismo cacharro. A la mañana siguiente los colocamos en una cazuela plana junto con el tocino y cubrimos de agua fría. Empezamos su cocción levantando un hervor y a partir de ese momento dejamos que se vayan haciendo despacio. Si es necesario "espumamos" de vez en cuando. Cuando lleven cociendo una hora, añadimos los chorizos y las morcillas y dejamos que continúen a fuego suave para que no se deshagan las fabas. A partir de este momento iremos moviéndolas de vez en cuando, ayudándonos de las asas de la cazuela, no con cuchara. Tienen que espesar solamente con la fécula que contienen. Deberán de cocer un total de 2 a 2 horas y media.
Probar de sal y textura y si están en su punto, dejar reposar 1/2 hora como mínimo.
Yo soy aficionada a hacerlas el día antes de comerlas o el mismo día muy tempranito. El reposo favorece mucho a este plato.
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