DULCE DE MEMBRILLO

El membrillo es el fruto del membrillero, árbol que pertenece a la misma familia que el rosal.
El color de su piel es amarillo dorado, con una textura vellosa y una pulpa amarillenta y áspera. Esta pulpa es muy aromática, con un agradable olor a miel, (nuestras madres y abuelas los colocaban dentro de los armarios a modo de ambientador) pero su sabor es tan ácido que lo hace incomestible al natural, todo lo contrario que cocinado. A la hora de la compra, hay que elegir los que presenten aspecto carnoso, con la piel totalmente intacta y parcialmente amarilla. Los membrillos muy maduros suelen presentar manchas, que no tienen importancia si se los va a cocer inmediatamente. Hay que rechazar los membrillos duros y verdes, es decir, inmaduros. 
En su composición apenas destacan vitaminas y minerales, salvo el potasio que sí contiene en cantidad apreciable. Asimismo, contiene una gran cantidad de pectina lo que lo hace muy apropiado para la elaboración del dulce o carne de membrillo.

INGREDIENTES

1 kg de membrillos

Azúcar

Un limón

MODO DE HACERLO

Lavar los membrillos y secarlos con un paño quitándoles su característica “pelusa”. A continuación ponerlos en la olla a presión con una taza de agua y cocerlos 5 minutos. Sacarlos, pelarlos y quitarles el corazón. Poner la carne de los membrillos sobre un trapo fino, atar con un cordón como si fuera un “hatillo” y colgarlo de algún sitio (por ejemplo del grifo del fregadero) sobre un recipiente, con objeto de que vaya soltando el agua. Dejarlo así una noche entera. Al día siguiente pesarlos y si es necesario pasarlos por la batidora. Ponerlos, junto con la misma cantidad de azúcar, en una olla. Cocer, revolviendo sin parar durante 30/45 minutos. Añadir el limón y comprobar que alcanzó su punto cuando al echar una gota sobre una superficie fría, se solidifica inmediatamente. Dejarlo enfriar en moldes (“taper” o similar) no muy altos.

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