Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
INGREDIENTES
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Ésta es la definición del amor que hace D. Francisco de Quevedo. Ya me diréis si coincide o no con la vuestra.
INGREDIENTES
1/4 kg de cerezas (deshuesadas)
2 melocotones
2 ciruelas rojas
2 ciruelas amarillas
2 peladillos
2 kiwis
1 plátano
1 pera
2 copas de cava seco
3 cucharadas de azúcar
Las cantidades de fruta son orientativas, es posible que tengáis más ciruelas que melocotones o no tengáis cerezas, además siempre influye el gusto. Lo que sí es cierto es que cuanta más variedad de fruta lleve, más rica estará. El azúcar va en gustos. El proceso es igual que en otras recetas: las frutas peladas y partidas en trozos (cuanto más pequeños, mejor) pero en el momento de sacarla de la nevera para servirla, añadiréis las dos copas de cava. Un final divino para una buena cena.
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