A lo largo de mis muchos carnavales he hecho varios tipos de orejas y he de reconocer que todas están riquísimas ya que los ingredientes son siempre los mismos con pequeñas variaciones: huevos, azúcar, harina, leche, grasa y algún licor o zumo, pero hoy os os enseñaré a hacer las que elaboraba mi madre y que eran la admiración de propios y extraños. En esta receta he de entonar el mea culpa, ya que rompo con el principio básico de la repostería: que es una ciencia matemática y las cantidades siempre tienen que ser exactas. Lo que pasa es que cuando las recetas son recogidas "in situ" y a viva voz, es decir, haciéndolas mientras mi madre me indicaba "añade un poco más de...." me siento incapaz de matizar "al gramo". De todas formas este tipo de recetas tienen un encanto especial, tu memoria está a pleno rendimiento para recordar la textura, el color, el sabor....¡mmm ñam ñam! y os aseguro que acaban saliendo de maravilla. Y para los que no las hicisteis nunca, voy a poner las cantidades intentando la máxima exactitud. Eso sí, armaros de paciencia porque salen cien mil, aunque siempre podéis hacer la mitad de los huevos y para la medida de los líquidos utilizad un vaso de vino. Un consejo: taparos el pelo con un pañuelo (aquel que no sabéis que hace en el cajón porque ya no se ve por el mundo) o trapo de cocina "ad hoc" puesto al estilo cocinero "cuqui".
2 huevos y dos yemas
60 gr de de leche
60 gr de "Málaga Virgen" o cualquier vino dulce
60 gr de aceite de girasol (de los 2 litros que tenemos para freir)
1/2 kg de harina
Una pizca de sal
2 litros de aceite de girasol (sobrará)
Azúcar "glass"
MODO DE HACERLO
En un bol hondo echamos el aceite, el vino y la leche. Añadimos los huevos enteros, las yemas y la sal y batimos. Vamos echando la harina (del 1/2 kilo utilizad unos 480 gr para la masa y reservad el resto para enharinar la encimera al estirar) y revolviendo bien, primero con cuchara de madera y después con las manos, hasta que quede una masa suave y que no se pegue.
Dejamos reposar tapada (para que no forme costra) una 1/2 hora. Yo la envuelvo en "film".
Enharinamos la encimera, cogemos un trozo pequeño de masa y la estiramos bien con el rodillo, cortamos rectángulos y en la mano los volvemos a estirar todo lo posible. En una sartén honda echamos una buena cantidad de aceite (puede ser que en mitad de la fritura tengamos que renovar o añadir más) y cuando esté caliente vamos echando la masa (2 rectángulos como máximo) y con una aguja de tejer o un tenedor apretamos la masa por su parte central hacia una de las paredes de la sartén, de tal manera que se arrugue y forme (con cierta dosis de imaginación) algo así como una oreja (ver foto). Cuando estén doradas por abajo, les dais la vuelta con unas pinzas de cocina para que se hagan por el otro lado. Una vez fritas las vais colocando en una bandeja con papel de cocina (cogen poco aceite) y cuando se enfríen las espolvoreáis con azúcar "glass". Os auguro un rotundo éxito.
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