Este fin de semana preparé la receta que os pongo a continuación, con vistas al mes de agosto, en el que os dejaré en paz para que descanséis de mis rollos hasta septiembre. Digo esto, porque vamos a elaborar uno de esos platos que podemos dejar hechos en la nevera y sacarlos cuando regresemos de la playa, del campo o de estar "a la vaca morta" que es otra de las opciones más apetecibles cuando lo que se quiere, verdaderamente, es no dar palo al agua.
INGREDIENTES
1 1/2 kg de merluza o pescadilla
2 cebollas
Un vaso de vino blanco
Una rama de perejil
Una hoja de laurel
10 bolas de pimienta blanca
6 clavos de olor
6 cucharadas de tomate frito estilo casero
4 huevos
4 cucharadas de aceite
40 gr de harina
1/2 litro de leche
Sal
Pimienta blanca en polvo
Nuez moscada
MODO DE HACERLO
Cuece la merluza en un litro y medio (aproximadamente) de agua con sal, el vino, una cebolla, el perejil, el laurel y la pimienta y clavo en grano (como en un caldito corto) durante 5 minutos. Déjala enfriar en el líquido, escúrrela y resérvala.
Mientras tanto rehogamos la otra cebolla, muy picada, en las 4 cucharadas de aceite hasta que esté transparente. Añadimos la harina, tostamos un poco y vamos incorporando la leche en 3 o 4 veces. Nos queda una bechamel poco espesa que sazonamos con sal, pimienta y nuez moscada.
En un bol desmenuzamos la merluza (¡ojo con las espinas!), le añadimos el tomate, los huevos batidos y la bechamel. Mezclamos todo bien y comprobamos la sal. "Camisamos" con aceite y pan rallado un molde de los de "queique" y vertemos en él la mezcla. Tapamos con la propia tapa o con papel de aluminio y lo cocemos al baño "María" durante 50 minutos en la bandeja del horno que estará precalentado a 200º. Esperar a que enfríe para desmoldarlo.
Podemos servirlo con mayonesa o salsa rosa ("SALSAS")
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