sábado, 24 de septiembre de 2016

PATATAS VIUDAS

Hasta el siglo XVI y XVII no surge en Europa el debate de, si las plantas de patatas traídas de los países andinos por los conquistadores y que se usaban exclusivamente como plantas ornamentales, eran comestibles o no. Algunos las consideraban venenosas e incluso causantes de enfermedades tan graves como la lepra. Esto hizo que durante muchos años permanecieran alejadas de las cocinas europeas. 
Eran tiempos en que la mayor parte de la población más necesitada se alimentaba, básicamente, de castañas, pero una epidemia que acabó con la mayor parte de los castaños europeos, hizo que la gente se acercara, con mucha precaución, al consumo de patatas.
Pero fue un científico frances, Antonio Augusto Parmentier (hablaremos otro día del puré de patatas que lleva su nombre) el que consiguió, con su afirmación de que las patatas habían salvado de morir de hambre a él y a otros cautivos de Prusia durante la Guerra de los Siete Años, que se promoviera su consumo.
Galicia fue pionera en el sembrado masivo de patatas y actualmente tiene la mayor producción de España, repartida, básicamente, en tres zonas de cultivo:
Terra Cha- A Mariña y Sub-zona de Lemos (Lugo)
Bergantiños (A Coruña)
A Limia (Ourense)
Las condiciones climátológicas, (mucha lluvia, temperaturas suaves, períodos secos en julio y agosto), predominio de suelos francos (composición muy equilibrada para el cultivo) con un PH de 5,5 a 6 (casi neutro) y además los “cuidados culturales” (tipo de abono, especialmente estiércol) hacen que los cultivos de patatas tengan un óptimo desarrollo en nuestra Comunidad.
En resumen, que las patatas gallegas tienen una calidad excepcional que las hace únicas en todo el mundo.
Y una vez finalizado este “máster” sobre patatas, patatas y más patatas, pasemos a la práctica y hagamos la receta más sencilla y barata de todas las que podemos hacer.


INGREDIENTES
1 1/2 kg de patatas
1 cebolla grande
1 cucharilla de pimentón dulce
1 pastilla de "Avecrem"
Unas ramas de perejil
Un sobre de azafrán
Una hoja de laurel
Aceite
Sal

MODO DE HACERLO 
En una cazuela con un fondo de aceite, sofreímos la cebolla bien picada. Cuando esté transparente añadimos las patatas peladas y cortadas en trozos. Las rehogamos y añadimos el pimentón. Revolvemos. Se cubren con agua fría y se añade la pastilla de caldo "desmigada". En el mortero, con una pizca de sal, machacamos el perejil con el azafrán, lo desleímos con un poco de agua y lo volcamos encima de las patatas. Dejamos que se hagan durante 20/30 minutos. Hemos de probar de sal. Durante el proceso se va moviendo la cazuela de vez en cuando para que las patatas suelten el almidón. Se sirven en fuente honda o sopera.






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